jueves, 20 de abril de 2017

Des-pa-cito...

 


Y ahí está, en mi cabeza, sin poder salir, clavándome punzadas en el cerebro con las misma frase, la misma voz, el mismo tono, y aún así asombrada, de que me siga gustando, vaya manera de ser masoquista,  de llevarme  "Pasito a pasito, suave suavecito....." y sigo subiendo al volumen cuando empieza a sonar y me sigue pareciendo maravilloso que siga saliendo una y otra versión de la misma canción, es más, no soy del todo consciente si mientras se repite de manera ininterrumpida en mi mente sonrío moviendo la cadera, el hombro, los pies o si cambio mi caminar de forma cadenciosa.
Incluso empiezo hasta sentirme culpable de tener una lista en Spotify con todas las versiones y empieza a asustarme la idea de que exista en versión banda porque correría el riesgo de agregarla también.
¿Cuál es la fórmula que hace que uno la cante, la baile, la tarareé el día entero y la siga escuchando hasta lo más hondo del inconsciente? Y lo más irónico de todo es que entre más pegada la traigo en el cerebro, lo que más me preocupa es que un día sin más,, así "despacito", pase del amor al odio de tanto escucharla.





sábado, 15 de abril de 2017

Mi Olvidado Blog



Cada vez que alguien me pregunta porqué deje de escribir, en mi interior respondo que de alguna manera lo sigo haciendo, en mis pensamientos, callada, sin dejarlo plasmado en algún papel o en mi blog tan constantemente olvidado que se llena de telarañas muy a menudo y de vez en cuando vengo a desempolvar aunque solo sea para releerlo.
Últimamente me da por guardar mis reflexiones para mí, porque después de tanto tiempo escribiendo en un blog, y con el intento de empezar de cero en otro (este) tratando de hacerlo más impersonal dejó de tener interés aun para mí misma.
Con el pretexto de que mi vida era tan aburrida empecé a callar muchas cosas que pensaba y sentía porque me di cuenta que me había vuelto tan transparente para los demás que las personas con solo saludarme ya sentían conocerme… y me asusté.  También porque ya no era yo sola, ya había un par de personas a las que tenía que proteger de mis ideas y alucinaciones locas que dejaba aventar al aire cada vez que escribía algo, después comprendí que no los puedo proteger de eso porque es con lo que viven día a día; quizá influyó también, que empecé a autocensurarme para evitar  quejas o reproches, para evitar ser analizada y cuestionada tanto cuando escribía lo real como cuando escribía lo imaginario, que aun para eso muchos de los que te rodean suelen buscar un “saco que ponerse”. También hay aquellos que te buscan directamente para indagar los detalles del porqué escribiste tal o cual cosa y era cansado, una vez que escribes y pones punto final, es como cerrar un caso y no querer hablar más del tema, pero no todos lo ven así.

Si en los últimos meses me hubiera dedicado a plasmar todo lo que ha pasado por mi mente podría asegurar que ya tendría un libro bien armado, porque a veces cuando nada te pasa es cuando en todo piensas, cuando todo lo meditas, cuando todo te cuestionas. Así que de pronto me da por romper el silencio y volver, sin saber cuánto me durará esta vuelta, pero con la intención de defender en voz alta lo que siento, porque lo que sentimos es realmente lo que somos.