Cada vez que alguien me pregunta porqué deje de escribir, en
mi interior respondo que de alguna manera lo sigo haciendo, en mis pensamientos, callada, sin dejarlo
plasmado en algún papel o en mi blog tan constantemente olvidado que se llena
de telarañas muy a menudo y de vez en cuando vengo a desempolvar aunque solo
sea para releerlo.
Últimamente me da por guardar mis reflexiones para mí,
porque después de tanto tiempo escribiendo en un blog, y con el intento de empezar
de cero en otro (este) tratando de hacerlo más impersonal dejó de tener interés
aun para mí misma.
Con el pretexto de que mi vida era tan aburrida empecé a
callar muchas cosas que pensaba y sentía porque me di cuenta que me había vuelto
tan transparente para los demás que las personas con solo saludarme ya sentían conocerme…
y me asusté. También porque ya no era yo
sola, ya había un par de personas a las que tenía que proteger de mis ideas y alucinaciones
locas que dejaba aventar al aire cada vez que escribía algo, después comprendí
que no los puedo proteger de eso porque es con lo que viven día a día; quizá
influyó también, que empecé a autocensurarme para evitar quejas o reproches, para evitar ser analizada
y cuestionada tanto cuando escribía lo real como cuando escribía lo imaginario,
que aun para eso muchos de los que te rodean suelen buscar un “saco que ponerse”.
También hay aquellos que te buscan directamente para indagar los detalles del
porqué escribiste tal o cual cosa y era cansado, una vez que escribes y pones
punto final, es como cerrar un caso y no querer hablar más del tema, pero no
todos lo ven así.
Si en los últimos meses me hubiera dedicado a plasmar todo
lo que ha pasado por mi mente podría asegurar que ya tendría un libro bien
armado, porque a veces cuando nada te pasa es cuando en todo piensas, cuando
todo lo meditas, cuando todo te cuestionas. Así que de pronto me da por romper
el silencio y volver, sin saber cuánto me durará esta vuelta, pero con la intención
de defender en voz alta lo que siento, porque lo que sentimos es
realmente lo que somos.
Paty, coincido contigo en lo de la transparencia, llegó una generación más agresiva que se cree con derecho a juzgarte y comienzan a discutir como si les hubieras preguntado, también era algo de cierta manera anónimo, ahora con las redes, ya no hay privacidad y los "ofendidos" pueden resultar hasta en la familia. Los tiempos son diferentes, pero un gusto leer aunque sea un saludo aquí.
ResponderEliminarAsi es Nancy....definitivamente es diferente a como era hace 10 años en donde respetabamos nuestras diferencias y apreciabamos el simple arte de leer a otros.
ResponderEliminar